Capital monopolista


La teoría del valor implica que, en términos de valor, la masa total de plusvalía que debe ser distribuida cada año, e una cantidad dada. Ésta depende el valor del capital variable y de la tasa de plusvalía. La competencia de precios no pude cambiar es cantidad dada (excepto cuando influye en la división del nuevo ingreso creado entre trabajadores y capitalistas, es decir, disminuye o incrementa los salarios reales, y así incrementa o disminuye la tasa de plusvalía). Una vez que esa sencilla verdad es comprendida, se puede entender que el desplazamiento de la libre competencia por los monopolios no altera básicamente el problema en términos de valor. Esto significa que la distribución de la cantidad dada de plusvalía cambia en favor de los sectores monopolistas y a costa de los sectores no monopolistas. Esto puede significar (pero entonces ha de ser demostrado) que la tasa general aumenta. Pero esto no significa en ningún sentido la relación básica que explica la creación de plusvalía.

Se afirma con razón que a corporación monopolista moderna tiende a «maximizar las ganancias» por lo menos en la misma medida que lo hacían sus ancestros competitivos. Pero parecen olvidar que la tasa media de ganancia es precisamente el resultado macroeconómico del tal conducta en las empresas individuales. Esto se desprende inmediatamente del supuesto que la plusvalía que puede ser distribuida entre las diferentes empresas, en una cantidad limitada daca cada año.

Si una corporación monopolista logra apoderarse de una parte excesiva de plusvalía, inmediatamente otras corporaciones se desplazarán a la misma línea de negocios. Los ejemplos del Aluminio, de las computadoras electrónicas, las máquinas duplicadoras, los productos petroquímicos, las nuevas energías confirman claramente que esto es lo que realmente sucede.

En el capitalismo monopolista los patrones pueden transferir, y así lo hacen, los costos más altos de la mano de obra elevando los precios. Pero un breve razonamiento muestra que semejantes afirmaciones poco rigurosas, vagas, independientemente de la utilidad que puedan tener en la agitación, no significan mucho en términos de relaciones económicas reales. Porque si los patrones «transfieren» idénticos costos de trabajo más elevados de la misma manera para todos los consumidores, todos los precios de las mercancías aumentan en la misma proporción, y entre las partes y el total del excedente asignado a cada empresa, siguen siendo exactamente las mismas que antes. Si esta «transferencia» sólo puede hacerla los monopolistas, existen muchas probabilidades de que los salarios reales efectivamente hayan aumentado, y de que las mayores ganancias de los monopolistas se haya hecho a costa de los sectores no monopolizados de la clase capitalista que no debe haber sido capaz de de aumentar sus precios en la misma proporción.

Una característica específica del capitalismo monopolista, y es un incremento en la cantidad de capital ocioso e inutilizado. En efecto, ésta es una característica específica del capitalismo monopolista, característica que se deriva precisamente de la lenta reducción en la competencia de precios y de la concentración del capital en los sectores monopolizados. Este aumento crece precisamente en a medida que la tasa media de ganancia tiende a ser mayor en los sectores monopolizados de la economía que en los no monopolizados. Y platea el problema crucial de la disposición excedente del capital. Efectivamente los monopolistas reciben mayores ganancias -¡PERO NO SON CAPACES DE INVERTIRLAS TODAS SIN AMENAZAR ESTA TASA MISMA DE SUPERGANANCIA!

Esta es, dicha de paso, la principal razón que obliga al capital monopolista a invertir cada vez mayor cantidad en armamentos y -unida a un intento de contrarrestar la tendencia decreciente de la tasa de ganancia- una de las razones principales que explican el creciente volumen de capital que exporta el imperialismo estadunidense (y en la última década también Europa, pues no olvidemos que el mercado común y la Unión Europa son hijas de la competencia del capital europeo (fusión de empresas y creación de grandes grupos industriales y financieros interpenetración de capitales nacionales para hacer frente a la economía de escala USA, es decir, a los truts norteamericanos y japoneses) Y esta es la razón también (la incapacidad de realizar la plusvalía producida por falta de consumo) de inflar la demanda –demanda agregada- mediante la moneda fiduciaria y el crédito. Sin añadir que las guerras y los conflictos inter-imperialistas, el intervencionismo militar de EUA y Rusia sólo se explican por la competencia, la intervención del Estado para asegurar a «sus» trust la mayor parte del pastel.

Es habitual confundir el precio de competencia con la competencia. Por otro lado el pacto de precios, es decir el pacto entre vendedores opera siempre y cuando la competencia entre compradores sea mayor que la competencia entre vendedores. Esto es tan clásico como el capitalismo pues la competencia se da entre vendedores (cada comprador quiere vender más que el otro) entre compradores cada comprador quiere comprar a mejor precio, y entre compradores y vendedores. Pero de nuevo usted confunde el precio competencia con la ley del valor ¿Qué sentido tiene entonces la patentes, qué sentido tiene que los monopolios inviertan en china o en Taiwán, cómo explica la competencia entre el capital norteamericano y el europeo a nivel monopólico, la guerra entre la industria aeroespacial, automovilística entre las diferentes potencias del mundo. Las guerras imperialistas…

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