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Pablo ese hombre que necesita a los ricos
Esta entrada fue publicada en Estado y sociedad civil, Política e ideología. Guarda el enlace permanente.
De las palabras sin significado o las bobadas a los demonólogos de Podemos: Sólo por Joder, a Podemos votaré y luego ya veré sí para Saussure los significantes eran palabras, para Lacan no sólo las palabras, sino también los objetos, las relaciones y los síntomas PODEMOS VERLOS como significantes.
Un significante es tal cosa cuando ha sido inscrito en el orden de lo simbólico. Solo en este orden el significante puede adquirir un sentido, un significado que se va estableciendo a través de la relación con otros significantes y del contraste de sus diferencias y similitudes.
Lacan aplica la teoría de Saussure al psicoanálisis con la siguiente modificación: rompe el encierro en que Saussure suponía al significado y al significante; invierte primero la situación de ambos: el significante es ubicado «arriba» y el significado «abajo»; espesa la barra que los separa (homologándola a la censura entre lo consciente y lo inconsciente), luego hace desaparecer al significado y dice ‘debajo del sinificante… hay…nada
Debido a que PODEMOS encontrar difícil de entender y aceptar el concepto de Lacan, una simplificación posible es afirmar que Lacan quiere decir que el pensar está constituido básicamente por significantes que cambian continuamente de significado.
¡Pues por supuesto que las palabras cambian continuamente de significado!
Sin embargo, detrás de la arbitrariedad de Lacan se esconde, por lo general, ridículos malabarismos etimológicos que son el último reducto del idealismo: Democracia, pueblo, bien común, comunidad, etc. Se pretende que las palabras valgan no por lo que denotan de acuerdo a su desarrollo y contexto histórico sino atendiendo a su origen.